-¡Buenos días! -La saludó la oruga que apenas despertaba en la morera.
-¿Quién eres?
-Una oruga.
-¿Y qué es una oruga?
-La promesa de una mariposa.
-¿Y qué es una mariposa?
-Un capricho del viento hecho colores.
-¡Qué hermoso! -Dijo ella-. ¿Y de dónde provienes? -Agregó.
-De la esperanza de otra mariposa.
-Dime, ¿Qué es la esperanza?
-Es un acto de fe en lo que vendrá mañana. -¿Y tú quién eres? -preguntó la oruga.
-No lo sé... Soy algo.
-¡Qué lástima! -Dijo la oruga-. Ni siquiera eres alguien.
-¿Y qué se necesita para ser alguien?
-Nada. Solamente saber lo que se es.
-¿Quién seré yo, Dios mío? -Preguntó una vez más, acosada por la angustia.
-Eso únicamente lo sabes tú -le respondió la oruga-. ¡Serás lo que serás! -Agregó y se encerró en el capullo a fabricar sus alas de mariposa.
-¡Buenas tardes! -La saludó la alondra.
-¿Quién eres?
-Un alondra.
-¿Y qué es una alondra?
-Un pájaro.
-¿Y qué es un pájaro?
-Un concierto de música y colores.
-¡Qué hermoso! -Dijo ella-. Quiero ser como tú -agregó entusiasmada. La alondra la miró con extrañeza y antes de emprender el vuelo le dijo:
-¡Serás lo que serás!
-¿Quién seré yo, Dios mío? -Se preguntó por tercera vez sin encontrar aún la respuesta. "Serás lo que serás" le había dicho la oruga. "Serás lo que serás" le había repetido la alondra. Pero, ¿Quién era ella?
-¡Buenas noches! -La saludó el grillo.
-¿Quién eres?
-Un grillo.
-¿Y qué es un grillo?
-Un interrogador del silencio.
-¿Y qué es el silencio?
-Una conversación consigo mismo.
-¿Es bueno conversar con el silencio?
-Sólo si necesitas saber quién eres, de dónde vienes y para dónde vas... ¿Y quién eres tú? -Preguntó el grillo; pero ella no respondió. El grillo comprendió lo que sucedía y sin pronunciar más palabras se metió entre un hueco de la noche, que pronto se llenó de silencios.
-¡Bienvenido silencio! -Dijo ella con los labios cerrados y se puso a conversar con él, hasta que se quedó dormida.
Entonces, entre los laberintos del sueño, soñó con la oruga que tejía en el silencio del capullo el color escandaloso de sus alas de mariposa, soñó con la alondra que empollaba en el silencio de su nido los más sonoros cantos de la mañana, soñó con el grillo, filósofo de la noche, argumentando en el silencio su discurso y soñó con su propio silencio de semilla que crecía hacia la superficie y hacia lo profundo de la tierra. En ese momento comprendió quién era, de dónde venía y para dónde iba. Se soñó tranquila. "Es bueno conversar con el silencio. Solo él responde a las preguntas más grandes". Se dijo y abrió los ojos al primer sol de la mañana.
-¡Buenos días! -La saludó la mariposa.
-¿Quién eres tú?
-Una semilla.
-¿Y qué es una semilla?
-La promesa de un árbol.
-¡Qué hermosas palabras dices! -Opinó la mariposa-. ¿De dónde proviene tu sabiduría?
-De mi conversación con el silencio.
-El silencio es muy sabio. Y tú eres lo que eres. -Dijo la mariposa y revoloteó coqueta en torno suyo.
-¡Buenas tardes! -La saludó la alondra-. ¿Quién eres tú?
-La promesa de un árbol -respondió la semilla muy contenta de sí.
-Ya eres lo que eres -dijo la alondra-. Ser promesa de árbol es la más bella de todas las promesas -agregó-. Algún día habrá un nido entre tus ramas.
-¡Buenas noches! -La saludó el grillo-. ¿Quién eres tú?
-Una semilla.
-¿Y qué es una semilla?
-La esperanza de un fruto y la promesa de un árbol, que viene de ayer y va para mañana.
-¡Maravilloso! -Dijo el grillo-. ¿Y qué es un árbol?
-El lugar perfecto para que la alondra tenga un nido, el grillo una rama y la mariposa una flor.
-Eres admirable, -concluyó el grillo-. Algún día estarás habitada de silencio y serás un gran árbol.
-Sólo si hay nidos, mariposas y grillos en mis ramas -respondió la semilla y comenzó a crecer hacia lo profundo de la tierra. También había descubierto que la estatura del árbol depende de la profundidad de sus raíces.